Mencio y la rosa
La rosa, muerta, soporta
el peso milenario del silencio.
El aqua viva, donde el monje Mencio
alivia el rostro, transporta
lunas, soles, soles, lunas.
Caen, como en un gran gesto neutro, hojas
moribundas o muertas. Ratas rojas
ondulando entre las dunas
son. El viento es un anillo
que circunda el abrazo de dos astros.
Besos de papel sonoro.
Pasos lejanos de un grillo.
Polvo y tiempo de pétalos los rastros.
Lámina doble: un mismo oro.
(La Habana, 1993)