La sombra de Otelo
Ni el mar dudoso diera
moderno azul al negro
acarreo de la era,
de movimiento íntegro.
Del líquido cristal, ¿no
oyes la monótona
sílaba que amontona,
sólido y vacío, el yo?
Cúspide son, y vago
grito simultáneo.
La tierra: insomne neo.
El cielo, amargo, también.
A mí me perdió Yago.
A ti, sin Yago, ¿quien?